La grandeza de regresar

Fer González
5 min readNov 26, 2020

La historia del Tottenham Hotspur en la década de los 2010 se podría resumir con un eterno parecía que sí. Mauricio Pochettino ha sido el máximo exponente de la ilusión por revivir aquel éxito del que gozó el Tottenham en la década de los 60 convirtiéndose en el primer equipo inglés en alzarse con un título europeo. El técnico argentino aterriza en el norte de Londres en el año 2014 con un contrato de 5 años como sello de la confianza depositada en él por parte del exigente Daniel Levy.

Dicho proyecto devolvió al club londinense a las altas esferas mediante una política de fichajes bastante acertada y la apuesta por el talento inglés como Harry Kane o Dele Alli. Durante 4 temporadas el Tottenham volvió a ser ese equipo del inquebrantable ‘’Big Six’’ de la Premier League. Con un segundo puesto en el que rozó la gloria tras una bajada de nivel generalizada y una final perdida de Liga de Campeones ante uno de los equipos de la década el equipo debía recomponerse tras la amargura de conseguir objetivos inalcanzables sin tocar la gloria.

En muchas ocasiones no encontramos justicia en determinados actores en el mundo del fútbol. El trabajo de un grupo de jugadores que pasarán a formar parte de uno de los períodos más exitosos del club no obtuvo recompensa en forma de trofeo. Tras una erosión provocada por la frustración de haber tocado con la yema de los dedos los dos títulos más importantes que puede ganar un equipo inglés Mauricio Pochettino, su arquitecto, es destituido.

Imagen: EFE

Daniel Levy supo leer los problemas de la plantilla a la perfección. La elección de José Mourinho no se debe a que era uno de los mejores técnicos disponibles, que también. El conocimiento de Levy sobre los problemas emocionales de la plantilla y su falta de motivación ante los agentes adversos -como la curva ascendente del Liverpool o el nivel mostrado por el Manchester City- fue uno de los condicionantes a la hora de escoger técnico. José Mourinho representaba todo lo que demandaba la plantilla en aquel momento. Aquellos futbolistas, por perfiles, eran los ingredientes perfectos para la elaboración de una receta al más puro estilo Mou.

La apuesta por el técnico portugués sembró ciertas dudas suscitadas por sus últimas aventuras. Al inicio de su andadura el paciente no contrajo síntomas de mejoría, tan solo en ciertos tramos donde se vio a un equipo que podría ser competitivo pero que no terminaba de despejar las dudas, sobre todo ante rivales inferiores. La regularidad era una asignatura pendiente en un equipo tocado por el inicio y los cambios. Mourinho no resultaría ser una solución de carácter revolucionario que a corto plazo cambiase al equipo pero sí sería capaz de emplear el tiempo restante de la 2019/2020 para arreglar parte de los daños de un equipo depresivo.

El club londinense afrontaba la presente temporada con más preguntas que respuestas. El techo del equipo se encontraba donde una vez residió su suelo. La Liga de Campeones partía como máximo objetivo. Arrebatar una plaza a Manchester United, Arsenal, Chelsea o Leicester se antoja complicado debido a los refuerzos y dinámicas de los mencionados. Hasta ahora la plantilla está mostrando una cara con la que no solo se ha recuperado la ilusión, sino con la que se sueña como se soñaba con Mauricio.

Imagen: Stefano Rellandini (Reuters)

Las incorporaciones de Matt Doherty, Sergio Reguilón y Pierre Emile-Höjbjerg han supuesto un apuntalamiento en posiciones débiles y por las que sangraba tácticamente el equipo. La llegada del mediocentro del Southampton ha aportado orden dentro del caos que pretende crear José Mourinho. La presión alta y la salida rápida al contragolpe han formado parte de la esencia de los equipos del portugués a lo largo de su trayectoria. En el Tottenham no iba a ser menos.

En fase defensiva encontramos a un equipo molesto. Ante el Manchester City vimos como Sissoko y Ndombélé salían a molestar a la columna vertebral del club citizen, provocando pérdidas y pases de seguridad que resultarían en situaciones de confort para el Tottenham. Mourinho trató de robar el balón donde él quería para colocar a Harry Kane en la construcción del ataque en campo contrario y así poder lanzar a Heung-Min Son a atacar en velocidad.

Esta asociación es la gran punta de lanza del Tottenham. El surcoreano presume de haber anotado 9 goles y dado 2 asistencias mientras que el inglés ha marcado 7 goles y regalado 9 asistencias. Ambos en 9 partidos. La letalidad de estos 2 futbolistas es una de los requisitos que necesita este Tottenham para ser candidato a alzarse con la Premier League. Cuando eres un futbolista a las órdenes del de Setúbal debes elegir entre seguir sus métodos y dejar que te exprima hasta sacar lo mejor de ti gracias a la presión impuesta por un ganador de su talla o desistir y abogar por la invisibilidad tratando de pasar desapercibido hasta buscar una salida, como parece que es el caso de Dele Alli.

Imagen: Cuenta de Twitter del Tottenham Hotspur

José Mourinho no ha revolucionado ni reconstruido al Tottenham porque tenía casi todo lo que necesitaba. El portugués, como buen genio, ha mantenido a todos vivos, razón por la que se le fichó. Su primer objetivo era ese, las dinámicas han llegado después como consecuencia del trabajo inicial. Ha conseguido sostener la moral del equipo y volverles a hacer creer a través de elevarles hasta un lugar que parece inalcanzable. El trabajo de Mourinho pasa por mantener en este cielo a la plantilla. A lo largo de la historia dinámicas prolongadas han escrito capítulos memorables en el libro del fútbol.

La irracionalidad del fútbol es parte de su belleza. Si encontrásemos historias predecibles este deporte moriría junto a esa hipotética monotonía. Quien sabe si la redención de Mou y el ansiado título que ambiciona este fantástico grupo del Tottenham estaban destinados a finalizar pegados el uno al otro. De momento, la única certeza es que José Mourinho vuelve a ser el líder de la Premier League.

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